Brujas











Fragmentos de algunas cartas.
Las brujas son sin duda, mujeres inteligentes, poderosas, preparadas y trabajadoras; que han logrado volar más allá de lo permitido.
Que se han atrevido más allá del común denominador y que por lo mismo se convierten en poderosas y temidas por la sociedad; por sus alcances.
Rosario Guajardo. (Artista Plástica).
Creo que la figura de la bruja, si está asociada al poder, perno no necesariamente al maléfico, si no a la posesión de un saber. Por ejemplo, se dice que una mujer enamorada presiente o percibe cosas de su amado más allá de lo comúnmente observable. Por otra parte, a quienes practican la brujería se les atribuye una capacidad especial para saber del inconscente o del porvenir. Y last but not least, a las brujas se les supone el poder de ocasionar desgracias (malefícios) por encargo, en quienes han traicionado el amor o lastimado sentimentalmente a quienes recurren a ellas. Muchos de estos maleficios son asociados con rituales mágicos o con el empleo de pócimas o hierbas, pero de nuevo, todos esos poderes están basados en un cierto saber secreto. Quien recurre a una bruja le supone un saber que transferencialmente se vuelve poderosa de antemano.
Dr. Manuel Contreras. (Psicoanalista)
Para sobrevivir en este mundo, las mujeres nos vemos forzadas a vivir mundos secretos.
El pasado vio acusar a mujeres de tener poderes mágicos; de ser capaces de hechizar al hombre, de ser más susceptibles al pecado y, por ende, una contradicción viviente, las mujeres tenían el poder de controlar su ambiente, la debilidad de caer bajo el poder del diablo. Nuestro poder es el silencio y lo que escondemos son nuestras historias.
Dominique Suberville. (Artista Plástica)
La Llorona es la bruja en Hispanoamérica por antonomasia. En ella convergen todas las mujeres expulsadas del orden social. Es la puta que tiene sexo por placer con muchos hombres y que como resultado de su deseo irracional concibe, una y otra vez, hijos no deseados que acaba rechazando en su expresión más extrema: matándolos. Es la mujer deseante, sin juicio ni razón, quien en su pecado lleva la penitencia: errar por las noches en agonía por la falta de esos hijos que ella misma asesinó. La Llorona es la mujer francamente trastornada vuelta furcia, bruja y asesina, cuyo castigo ejemplar es errar, como la mismísima estirpe adánica. Dicho de otra forma, en el imaginario colectivo, el poder en las manos de una mujer sólo es concebible como transgresión. Por consiguiente, se representa simbólicamente en una figura que no sólo habita en los márgenes, sino que pertenece a un orden distinto, el de lo rechazado y reprimido por la cultura dominante: el plano de lo monstruoso. Las mujeres poderosas son unas brujas.
Ana Márquez (Escritora y Máster en literatura comparada)
